Reconozcámoslo, el marketing tradicional de los anuncios en televisión y los banners intrusivos en un sitio web ya cansan… Esta tendencia ha llevado a muchas empresas y marcas a hacer uso de una publicidad menos estridente y directa: el marketing con influencers.
Tal vez el 2017 haya sido el año de los influencers, pero su protagonismo en este año 2018 va a ser aún mayor. Aliarse con caras que los usuarios reconocen y en las que confían puede ser una estrategia excelente para una marca a la hora de captar más público o fidelizar al ya existente, pues al fin y al cabo, un influencer no es simplemente alguien con muchos seguidores en redes sociales, sino más bien alguien que sabe de lo que está hablando. El influencer es la voz experta en un tema al que sus seguidores siguen porque lo toman como voz de referencia. Se tratan de verdaderos prescriptores de la marca.
Pero centrémonos, ¿por qué este año va ser el año del marketing con influencers?
- Micro-influencers, mejor que los famosos. El reinado de lo “micro” ha venido para quedarse. A medida que avanzaba el año 2017 y a medida que todas las marcas parecían estar poniendo un influencer en su vida, llegan los micro-influencers. Las marcas se han dado cuenta de que lo que importa no es la cantidad de seguidores, sino la calidad de estos para conseguir mayor engagement. A menudo, estos ejercen una función mucho más positiva sobre los usuarios que las grandes estrellas de internet, pues gente experta en un tema en concreto genera mayor confianza en los seguidores.
- El boom de los micro momentos. Se acabaron los post simples, las Stories de Instagram y Facebook serán uno de los elementos más utilizados de este 2018 por los influencers. Lo que buscarán las empresas será satisfacer la necesidad de información en menos tiempo a través de contenidos rápidos. Además, para los usuarios será una forma de estar conectados e informados sobre cualquier tema con una mayor autenticidad del contenido.
- Los influencers piden dinero. En sus inicios, los influencers se conformaban con descuentos y con pagos en especias de los productos o servicios que publicitaban en sus cuentas y canales. Pero tras haber gastado tanto su potencial, estos han considerado necesario pedir a las marcas que les paguen una retribución económica por promocionar sus productos y servicios. En parte porque saben que las marcas les necesitan más a ellos de lo que ellos necesitas a las marcas. Cuestión de prioridades.